Un collage cósmico de piedras de colores

La Biblioteca Central de la Universidad Nacional Autónoma de México en Coyoacan CDMEX. Un arca-templo elevado que contiene un millón de libros y tesis revestida en sus cuatro fachadas por un mosaico multicolor de piedras recogidas por recónditos desiertos e ignotas montañas de todo el país.

Luna y sol, sangre y fuego, águilas y jaguares, espadas y cruces, ángeles y demonios, santos y guerreros, la serpiente emplumada y el ojo que todo lo observa. Al sur Copérnico y Ptolomeo.

Una escala brutal entre la Tierra y el Cielo.

Apenas se puede respirar

Las partículas en suspensión hacen que el cielo sea de color gris plomo ocre sobre la Plaza de Tiananmen, al igual que sucede en el resto de Pekín. El arquitecto se da cuenta que contrasta bien con el rojo vivo de las banderas y el brillante amarillo vidriado en los tejados de la Ciudad Prohibida – una ciudad para perderse, dentro de la ciudad – .

Repleta de turistas llegados de provincias, vigilados por toda una compañía de militares con uniforme de gala o tal vez sea un batallón. Es todo tan natural que niños y soldados juegan allí mismo a la pelota mientras ríen.

Como se miden las nubes

Una cubierta circular blanca de 17.000 m2 levitando sobre un cierre perimetral de vidrio continuo sin carpinterías completamente rodeado por un jardín. La separación entre interior y exterior abolida. Contiene un laberinto sin fin de salas-cajas-patios de diferentes tamaños proporciones y alturas. Es el Museo de Arte Contemporáneo del siglo 21 en Kanazawa, Japón.

La arquitecta mira la escultura de bronce dorado de Jean Fabré que corona el edificio en su mismo centro. Un hombre que alzándose sobre el peldaño más alto de una escalera eleva una vara con ambas manos para intentar medir las nubes.

El silencio de la piedra

Muros de piedra volcánica porosa y brillante milimétricamente compuestos con intercalados de mármol de Carrara que se desmaterializan al paso de la luz. Dos almacenes de tradicional mampostería masiva para guardar el arroz y una antigua casa de te de estructura de madera engarzados por el arquitecto Kengo Kuma en un laberinto de espacios y muros que flotan inmóviles sobre un estanque. El Museo de la Piedra de Nasu en la región de Ashino en Japón está completamente desierto.

Nuestra silenciosa y ciscunspecta guía japonesa nos deja de piedra al interpretar sobre un piano de concierto Steinway la sonata nº 14 “Claro de Luna” de Beethoven. Nada es lo que parece.

Pero donde está el arquitecto

Bajo el sol, reflejado en la superficie de acero de la escultura Cloud Gate en el Parque del Milenio ante el skyline de la Míchigan Ave. y E Randolph St de Chicago. Un frío increíble y la atmósfera urbana más cristalina del mundo. Los colores son tan reales que casi se pueden tocar.

Incongruencias a pesar de todo

El majestuoso arce brutalmente desmochado sobre la Casa Farnsworth, una de las viviendas más icónicas del mundo. Un palafito de 70 años, inmaculado acero blanco y cristal flotando sobre la margen inundable del rio Fox en Plano, Illinois. Alguna de las crecidas ha llegado a subir hasta un par de metros sobre el suelo de madera de la vivienda arruinando el mobiliario.

Como la tormentosa relación entre la propietaria doctora Farnsworth y su arquitecto Mies van der Rohe largamente arrastrada por tribunales y medios. Impago de honorarios, mala praxis, potestad para poner o no cortinas…

Las suaves colinas de madera cenicienta

Desde las suaves colinas de madera cenicienta por el sol que cubren la cavernosa Terminal Internacional del Puerto de Yokohama se contempla el skyline de la ciudad portuaria. Landmark Tower es una torre de 70 plantas revestida en granito de proporciones semejantes al dórico arcaico y sobre todo un portento de audacia estructural en una ciudad sujeta a reiterados y violentos terremotos.

A tan solo 80 kilómetros debería verse la mole del Monte Fuji nevada pero la bruma del mar lo impide.

Livianos cascarones de hormigón

Membranas de 4 centímetros de espesor cubriendo una planta rectangular de 5.400 m2 con tan solo dos puntos de apoyo en su interior.

Seis bóvedas hypars con tragaluces triangulares acristalados en sus inserciones así como todo el cerramiento perimetral de la planta convierten a la embotelladora de Ron Bacardí en Tultitlan de Mariano Escobedo México en una catedral de luz. A tan solo 50 metros el edificio de oficinas diseñado por el arquitecto Mies van der Rohe.

Acabada en 1960, su diseñador el arquitecto Félix Candela recibe al año siguiente la Medalla de Oro de la Institución de Ingenieros Estructurales en Londres y el Premio August Perret de la Unión Internacional de Arquitectos en París una semana más tarde.

Lugares decisivos y únicos

El arquitecto junto a la escultura conmemorativa Nuclear Energy de Henry Moore en la Universidad de Chicago. Como fondo una residencia universitaria de los arquitectos mexicanos Legorreta en rosas, amarillos y violetas. Todo el color de un campus concentrado en un edificio. Denostada ante las autoridades ya que lo correcto son los grises.

En 1942 este lugar era un recinto con una pista cubierta de tenis en cuyo interior y bajo supervisión del físico Enrico Fermi y su equipo se emplazó un reactor experimental y se realizó la primera fisión nuclear controlada por el hombre.

Prohibido hacer fotografías de arquitectura

En la sede del Bank of China en Hong Kong el arquitecto solo obtiene permiso para fotografiarse a si mismo reflejado en las puertas de acero de los ascensores. Hay numerosos agentes de seguridad vigilando el más mínimo gesto que hace cualquier visitante.

Siguiendo el camino plateado

Bajo alguno de los rascacielos más altos del continente una pasarela serpenteante de suaves curvas sobre la avenida Columbus Drive conduce al Jay Pritzker Pavilion, un auditorio sinfónico en Chicago. Ambos diseñados por el arquitecto Frank Gehry.

Enormes velas de acero flotan al aire libre sobre un escenario capaz para una orquesta de 120 músicos junto a un coro de 150 cantantes. Una malla de livianos arcos inoxidables cobijan hasta 11.000 personas sobre el césped.

Parece maravilla que la visión y el sonido sean perfectos a 200 metros del escenario.

Un jardín flotante para observar

El Sukai Biru -Edificio Cielo- , en el área del distrito de negocios de Humeda en la ciudad de Osaka, iba a contar inicialmente con cuatro rascacielos de 40 plantas. Al redimensionar el proyecto se le planteó al arquitecto Hiroshi Hara el desafío de construir una plataforma a nivel del suelo capaz para albergar un jardín del tamaño de medio campo de futbol que fuera elevado hidráulicamente hasta una altura de 175 metros empleando para ello las propias fachadas de las dos torres gemelas previamente finalizadas.

Las escaleras mecánicas para acceder a la plataforma están suspendidas en el vacío y emplearlas supone toda una experiencia solo superada por la oportunidad de pasear en el jardín.